De los días azules

No todos los días son felices, no todos los momentos son una fiesta aunque a veces nos guste aparentar que así es. 

Hay días azules, días grises, días malva... La entrada de hoy va dedicada a los días azules, horas melancólicas, con una pizca de tristeza y otro poco de auto compasión. Son momentos en los que todo adquiere un tinte más grisáceo, pero no por ello menos intenso. Momentos en que la paleta de color con la que coloreas tu vida se vuelve más dramática, más oscura.

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Pero, aunque los días azules no sean nuestros favoritos, son necesarios. Sin ellos, los días más alegres perderían su chispa y se ahogarían poco a poco en la rutina de lo que se repite día tras día. Dejaríamos de valorarlos como se merecen.

Al final, no se trata de ser felices todos los días. Si no de vivir, de exprimir cada momento como se merece. Y sobretodo dejarlos pasar, no anclarnos en ninguno, para no perdernos lo que sea que vendrá después.

Abrazos azules,

PS: sobre la felicidad