Hace un par de semanas ya (!!) O. y yo hicimos una escapada de fin de semana a los Pirineos así, como quien no quiere la cosa. Los dos teníamos ganas de perdernos entre nieve, montañas y pueblecitos encantadores. Sin prisas. Sin obligaciones. Parando cuando nos apeteciera e invirtiendo nuestro tiempo en hacer absolutamente nada importante.
Nos alojamos en el Hostal Can Josep (Sort, Lleida), un lugar al que solía ir de pequeña y del que sólo tengo buenos recuerdos. La verdad es que la escapada fue la excusa perfecta para arrastrar a O. a este hostal familiar donde se come más que bien. Pero lo que fue toda una sorpresa fue ver que todo seguía exactamente igual como lo recordaba, como si no hubiera pasado ni un día desde la última vez que fui. Llámame sensiblera, pero me emocionó ver que el oasis de mi niñez seguía intacto.
El primer día, como nos cogía de camino, hicimos una parada en el Barranc de l'Infern (Barranco del Infierno) donde dicen que Gaudí se inspiró para construir la Sagrada Família. No sé si será verdad, pero merece la pena hacer una parada y dar un paseo por la antigua carretera -da miedo pensar que antes se circulaba por ahí-.
Pero, a pesar de lo impresionante del barranco, de los buitres que sobrevolaban nuestras cabezas y de los trozos de hielo que se desprendían de las paredes cayendo al río como auténticos proyectiles no fue nada de esto lo que más nos impactó. No, lo que nos dejo sobrecogidos fue el silencio sepulcral que se hizo al parar el coche. No había nadie. No se oía absolutamente nada. Estábamos solos, perdidos entre las montañas.
Y es que cuando vives en una ciudad el silencio es un bien raro y preciado que pocas veces se da. Siempre hay algun coche pasando, alguna radio que suena a lo lejos o alguien hablando. Así que no exagero cuando digo que disfrutar de aquel silencio fue de lo mejor del viaje.
Sentados en una piedra que encontramos en el camino nos comimos los bocadillos rápido y en silencio, para seguir disfrutándolo y porque se levantó un aire helado que nos congeló hasta las palabras.
Después, con el frío en el cuerpo, emprendimos la aventura de encontrar un bar / cafeteria / loquefuera abierto para tomar un café bien calentito. Tuvimos suerte y en Gerri de la Sal encontramos el único bar abierto en todo el pueblo que justo estaba a punto de cerrar, pero aún así nos dejaron tomarnos un café rápido para entrar en calor.
Y como no teníamos prisa alguna nos fuimos a dar una vuelta por aquél pueblecito encantador. Nos perdimos entres sus callejuelas estrechas y empinadadas, cruzamos el famoso puente románico y acabamos en el río con O. dandome una master class improvisada sobre como hacer el salto de la rana (dícese de tirar piedras y que reboten en el agua dando saltitos, mi récord es de dos).
No sé cuánto rato estaríamos en la orilla del río tirando piedras como dos críos y haciendo fotos, quizás fueron diez minutos como una hora, no lo sé. Pero fue uno de esos extraños momentos atemporales en que los relojes y los planes están de más.
Cuando nos cansamos emprendimos el viaje de nuevo, ésta vez ya directos al hostal a descansar del viaje y a coger fuerzas para el día siguiente. Y es que allí, la noche cae de golpe y sin avisar y, una vez se ha ido el sol, ya no hay mucho más que hacer.
El miércoles que viene la segunda parte, con extra de nieve :)
Y a tí, ¿te gusta viajar a la aventura o prefieres llevarlo todo bien atado?
¿Has estado alguna vez por los Pirineos?
Abrazos de montaña,
¡Pero qué preciosidad de fotos y de entrada Jessica! Es todo preciosísimo. Vaya ganas de coger la cámara y subir al Norte me has dado :)
ResponderEliminar¡Muchas gracias Julia! La verdad es que los Pirineos son bonitos en cualquier época del año y visites el rincón que visites :)
EliminarPues ven y nos hacemos una escapada rápida :P
Wow que fotazas!!!!! :) Son preciosas
ResponderEliminarGracias Victoria :)
EliminarQue belleza de lugar !
ResponderEliminar:D
EliminarQué sitio tan bonito, tus fotos llevan allí directamente ^^ Un beso!
ResponderEliminarEs que los Pirineos me tienen enamorada perdida... ♥ supongo que se nota en las fotos :P
Eliminarlo he leído despacio, con calma y casi casi me he teletransportado y estaba tirando piedras en el río...creo que mi récord también es de dos, aunque un día hice tres.
ResponderEliminarunas fotos preciosas * * y una escapada que bien vale la pena, son las mejores.
Supongo que será cuestión de practicar cada vez que surja la oportunidad ;) Si he conseguido transmitirte ni que sea un poquito del viaje ya soy feliz ♥
EliminarNada como una escapada slow para desconectar y recargar pilas!
¡Unas fotos preciosas! A mi me encantan los pueblos de montaña :)
ResponderEliminarHe estado un par de veces en Sort y la pregunta es obligatoria... ¿Comprasteis lotería? :P
Besitos ^^,
¡Pues la verdad es que no compramos loteria! Pero si que paramos delante de la administración que siempre hace gracia jeje
EliminarQue fotos más bonitas. Yo suelo llevar todo muy planeado en los viajes, para eso soy un poco controladora aunque eso no quita que alguna vez nos acabemos "perdiendo" por la ciudad.
ResponderEliminarUn saludo :)
A mí también me cuesta dejarme llevar, pero la mayoría de veces que me he perdido o ha surgido un plan improvisado ha acabado siendo 10 veces mejor que si hubieramos seguido al pie de la letra lo que llevabamos pensado :)
Eliminar¡Me encantan tus fotos!
ResponderEliminar¡Gracias bonita!
EliminarY yo me pregunto: conseguiré algún día entender mi reflex y sacar esas fotazas? Precioso todo.
ResponderEliminarPues claro que sí Esti, todo es practicar, practicar y practicar :)
Eliminarque escapada mas bonita! yo conozco los pirineos gracias a mi novio que es barranquista y esta semana santa vovleremos, asi que espero venir cargada de fotos también!
ResponderEliminarTienes que ser increible hacer barranquismo en los Pirineos, Leyre! Hace unos años hice rafting y me encantó, a ver si en un futuro puedo hacer barranquismo :)
EliminarQué lugar más bonito, y con lo que a mí me gusta la montaña!
ResponderEliminarYo suelo llevar algunas cosas preparadas, pero el resto va saliendo en el camino. Es imposible llevar todo atado!
Con unos 12 o 13 años estuve en Andorra, en el típico viaje de nieve de instituto, una semana, sólo puedo decir expectacular.
Besos!
Por mucho que lo intentes siempre suceden cosas inesperadas! :)
EliminarEn Andorra no he estado tanto como en ésta parte de los pirineos, pero recuerdo que subí una vez en invierno cuando era pequeña y fue increíble! Nunca había visto tanta nieve junta :)
Qué tendrá la montaña que nos engancha tanto...
¡Qué bonitas las fotos! Evidentemente este paisaje no luce tanto como París u otros sitios pero siempre me dejas alucinada de cómo puedes sacarle tanta belleza a ¡una piña! me ha encantado esa foto, no sé...
ResponderEliminarY lo del silencio, toda la razón del mundo. Tuve un profesor que me explicó que había estado en un bosque, en la punta al norte de Finlandia y que era tanto el silencio que decía que podías escuchar tu propio latir del corazón!!! Desde ese día, me pica la curiosidad de qué se debe sentir...
Esperando la segunda entrega y más fotos! ;)
La foto de la piña también es de mis favoritas no sé por qué :) Y bueno, los Pirineos no serán París, pero París tampoco son los Pirineos; cada lugar tiene su magia particular.
EliminarLo del silencio es realmente... abrumador! Sobretodo para los urbanitas como nosotros.