El segundo día de nuestra escapada a los Pirineos se levantó plomizo y auguraba lluvia o nieve, según la cota en la que nos encontráramos en ese momento. Pero, ¿sabes qué? Casi que lo preferimos así, con niebla y nubes bajas, más misterioso, más invernal. Después de todo habíamos ido a la montaña a buscar nieve y frío, ¿no? Los días soleados ya vendrán en verano.
Así que cogimos carretera y manta y nos fuimos en busca de la tan codiciada nieve -sobretodo por O-. Fue salir de Sort y empezar a llover, primero cuatro gotas y luego algo más serio. Pero que más daba, era parte del encanto de ésta pequeña aventura de 48 horas.