Barrio Gótico I

viernes, 28 de febrero de 2014

Madrugar un domingo puede parecer de locos y, de hecho, supongo que lo es. Pero ya conocéis el dicho: sarna con gusto no pica. 
Así que el domingo pasado conseguí despegarme de las sabanas bastante pronto, lo suficientemente pronto como para encontrar el centro de Barcelona medio vacío y sin turistas (no diré la hora para no escandalizar a más de uno/a).
Acostumbrada a ver esas calles abarrotadas de punta a punta de gente el hecho de que estuvieran vacías me hizo sentir como si estuviera en otra cuidad, en otro mundo. Me sentí un poco extraterrestre (¿a quién se le ocurre madrugar un domingo?) pero también privilegiada por poder campar a mis anchas en calles tan concurridas normalmente.



Por fin pude hacer una foto que llevaba deseando hacer desde que tuve una cámara en mis manos: el
Carrer del Bisbe vacío, sin una sola persona. Y es que este pequeño puente que aparece de la nada me tiene enamorada.
Sencillamente por eso el madrugón ya valió la pena :)