Madrugar un domingo puede parecer de locos y, de hecho, supongo que lo es. Pero ya conocéis el dicho: sarna con gusto no pica.
Así que el domingo pasado conseguí despegarme de las sabanas bastante pronto, lo suficientemente pronto como para encontrar el centro de Barcelona medio vacío y sin turistas (no diré la hora para no escandalizar a más de uno/a).
Acostumbrada a ver esas calles abarrotadas de punta a punta de gente el hecho de que estuvieran vacías me hizo sentir como si estuviera en otra cuidad, en otro mundo. Me sentí un poco extraterrestre (¿a quién se le ocurre madrugar un domingo?) pero también privilegiada por poder campar a mis anchas en calles tan concurridas normalmente.
Por fin pude hacer una foto que llevaba deseando hacer desde que tuve una cámara en mis manos: el
Carrer del Bisbe vacío, sin una sola persona. Y es que este pequeño puente que aparece de la nada me tiene enamorada.
Sencillamente por eso el madrugón ya valió la pena :)
Luego me visité la Catedral de Barcelona, donde me llevé una pequeña decepción... Os pongo en situación:
Entro armada con mi cámara y un trípode y veo que, efectivamente, la luz en el interior es pésima (y más siendo tan pronto por la mañana) pero pienso "¡Salvada! Porque hoy has decidido llevarte el trípode". Por unos instantes me sentí extremadamente feliz de haber tomado la decisión de acarrear con el trípode.
En ese momento de dicha infinita se me acercó uno de seguridad diciéndome "Trípodes no" y no me quedó más remedio que guardarlo, con toda la pena del mundo, y hacer las fotos como pude.
Al final volví al Carrer del Bisbe para hacer unas cuantas tomas más aprovechando que el contraluz que ofrecía el puente aunque, eso sí, ya empezaba a haber algo más de gente por las calles.
Barcelona cada día me enamora un poquito más, no lo puedo evitar :)
Per fi :) Que xules les fotos! ;)
ResponderEliminarSi, ha costat però al final m'he tret la mandra de sobre ;) Ara et toca a tu!!
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